1 + 1 = 2. 2 + 1 = ¿relación no monógama? Con algo de asombro, curiosidad y críticas, cada cierto se vuelven tendencia las historias de parejas poliamorosas que se animan a contar sin tabúes sus vivencias.
Si bien este tipo de vinculación existe desde hace siglos (sus registros conducen hasta el Paleolítico), hoy las chances de “etiquetar” nuestras prácticas hizo que su visibilización aumente. ¿Tiembla entonces la monogamia tradicional? Ni de cerca.
“Para entender estas estructuras relacionales, hay que pensar en los cambios socioculturales o económicos y la mentalidad de las nuevas generaciones. Muchos jóvenes ya no interpretan como aspiracionales los ideales que cimientan la monogamia. Al contrario, ellos ven en la entrega desmedida, la noción de complementos y el ‘para siempre’ una farsa”, comenta la sexóloga Leticia Cañas.
Sin embargo, eso no implica que -de repente- todos nos volvamos polígamos. “La apertura erótica y las maneras de vincularnos en el amor se aprenden según las experiencias que atravesamos, nuestra educación y familia. Son cosas que requieren de tiempo, análisis y reflexión para encontrar el formato que mejor se adapte a nuestras necesidades y sentimientos. No una cuestión de moda pasajera”, acota.
A tener en cuenta
Para deconstruir nuestros pensamientos vale la pena aclarar algunas cuestiones.
1. Las relaciones no monógamas adoptan diversos formatos.
Para arrancar, cuando hablamos de parejas abiertas aludimos a un tipo de relación en la cual no hay exclusividad sexual (y/o afectiva según el caso) entre sus miembros.
Eso significa que podemos estar con otros en la cama a la vez que nos mantenemos firmes con nuestra relación principal. En general, los encuentros sexuales suelen ser esporádicos.
“Bajo este paraguas aparecen, por ejemplo, los swingers o intercambios de pareja. Estos se restringen solo al ámbito sexual y los participantes no sienten ninguna implicancia emocional ni quieren una relación ‘hecha y derecha’. Lo que buscan es el placer erótico y satisfacer sus fantasías o fetiches”, explica Cañas.
Por otra parte aparece el poliamor. El término refiere a vínculos en los cuales hay una conexión romántica, emocional y erótica con más de una pareja en simultáneo.
“La premisa es que es posible amar y sentirse atraído por varias personas al mismo tiempo. Que quede claro: el poliamor alude a más que sexo porque hay sentimientos, compañerismo, intimidad, cariño y diálogos”, resume la sexóloga Carolina Oliver.
Además, dentro del poliamor hay diferentes figuras; como las uniones de a tres, de a cuatro, con jerarquías, sin ellas, etcétera.
2. Tener una relación abierta o poliamorosa no es igual a ser “cornudo/a” o infiel.
Al contrario, hay que blanquear los mismos papeles que en un contrato monógamo. Para que se de alguna de estas estructuras debe existir un consenso entre las partes involucradas.
Todos deben saber lo que ocurre, aceptarlo y dar su consentimiento. Sino, ahí hablamos de infidelidad porque nuestras acciones se hacen por la espalda.
“En la poligamia también hay que cumplir con ciertos mandatos de exclusividad sexual y afectiva entre los integrantes de la pareja. Por esta razón, la honestidad es clave y se fijan límites o condiciones para evitar malos entendidos o traiciones”, añade Oliver.
3. Es falso que en esta clase de relaciones desaparecen los celos.
Lidiar con la culpa, controlar los celos o hacer la vista gorda ante el miedo al abandono depende de cada uno de nosotros.
Lo que si resulta cierto es que al ser vínculos más complejas (por el número de implicados) existen mayores posibilidades de conflictos o malestar. “Para remediarlo, el mejor recurso es la sinceridad y el diálogo. En comparación a la monogamia, las parejas poliamorosas tienen mejor aceitado el hábito de plantearle al otro sus emociones, demandas y críticas”, afirma Cañas.
Esta diferencia provoca que los celos puedan manejarse de un modo diferente y lleguen a buen puerto.
“En las relaciones abiertas existe la compersión. Un concepto que alude a la alegría y bienestar que se siente al ver a tu pareja feliz con otro. Acá los celos quedan silenciados porque no ves a ese tercero como una competencia u obstáculo que nos quita algo”, detallan ambas especialsitas.
4. La gente no elige las relaciones abiertas porque están disconformes con sus parejas.
En el lado opuesto del ring, tomar las vías de una relación abierta requiere de antemano ser parte de una pareja sólida, con grados altos de comunicación y sin grandes conflictos internos.
Tampoco debería tomarse como una salida fácil o escape de emergencia para solucionar o ponerle una curita a un vínculo que está en decadencia.
De no ser así, cualquier mínima pelea es capaz de hundir el barco y generar grandes daños psíquicos y emocionales ante la falta de preparación.
Para mirar
Series y películas que muestran relaciones abiertas
- El filme español “Poliamor para principiantes” (2021).
- La comedia “Donde caben dos” (2021).
- La miniserie Trigonometry” (2020).
- La serie de drama británica “Wanderlust” (2018).
- La película “El profesor Marston y Wonder Woman”, de William Marston (2017).
- La película “Newness” (2017).
- El filme “Permission” (2017).
- La serie “Tu, yo y ella” (2016).
- La comedia argentina “Dos más dos” (2012).
- La obra sobre swingers “Cuatro amantes” (2010).
- La película “Splendor” (1999).